- ( 02/10/2009 )
Mediáticamente, viven al margen del habitual circuito de galerías y museos de Madrid, aunque se están convirtiendo en espacios imprescindibles para acercarse al arte local y más joven. Varios debates sobre modelos de difusión y autogestión en Gijón y Valencia, una exposición en un piso madrileño y otra que dura sólo esta noche, nos llevan a revisar estos otros escenarios para el arte.
En unos casos de un modo premeditado y, en otros, de modo más espontáneo, Madrid sigue siendo testigo del desarrollo de ciertos espacios que conocemos bajo el nombre de “alternativos”. Aunque el propio nombre es ya tema de controversia. Terreno resbaladizo. ¿Alternativos a qué? Buscar una respuesta supone resbalar del todo y caer en la cuenta de lo fragmentaria que es la escena artística de la ciudad, con pocas salas de exposición y museos, en comparación con otras grandes ciudades europeas. No contamos con nada parecido al modelo kunstverein alemán, ni estructura similar al parisino Palais de Tokyo, a la factura Tate de Londres o a centros del perfil del PS1 neoyorkino. Apenas hay talleres para artistas, o programas de residencia. Nada que se acerque a una mediateca o a una distribuidora de vídeo. Tampoco a un centro de recursos y producción (sólo en proyecto el de Getafe). Ni siquiera una relación estable entre instituciones privadas con el circuito más independiente. ¿El resultado? Artistas que se marchan de Madrid, escasos espacios para creadores emergentes o una sensación global de repetición, limitación y poco avance.
Ideas efervescentes
Sin embargo, en Madrid pasan cosas y algo se mueve más allá de las galerías, los museos o los centros y fundaciones. De hecho, desde la década de los 90, Madrid es la ciudad española que ha concentrado mayor número de espacios alternativos y la que recoge, en su memoria cultural, un elenco de propuestas que hoy son referentes para cualquier alternativa a la idea habitual de exposición convencional. Desde el Foro Cívico Cultural, nacido en 1980 y decano de este tipo de espacios en la ciudad, a la tienda convertida en Espacio P, pasando por propuestas más fugaces como Poisson Soluble o ZAT. Algunos de los abiertos a principios de los 90 siguen vigentes, como Cruce,
http://www.elcultural.es/version_papel/ARTE/25926/Al_margen_del_circuito