MESA DE BATALLA cafeinada.

Como el café era descafeinado omití en buena lógica agregar el café. La
cafetera — fiel a la mecánica inocencia de su ciencia — hizo café sin
café, café de agua caliente. No me fastidió, sino al contrario, porque
pensé que por fortuna el mundo sigue probando sus propias mecánicas sin
permitir que los experimentos a los que se presta de continuo se vean
afectados por las intenciones de la voluntad (hacer café) ni los dictados
del lenguaje, ese que dijo que sin cafeína — la esencia del café — no
haría café. Ese tan inconsciente como errado para las cosas del mundo. Un
mundo que no se hace de las esencias o las ideas sino de los perceptos,
porque ¿hay o no hay café? Sí, ahora sí, este olor insustituible de café
sin cafeína, que no es una idea de café (el café que faltó en la cafetera)
sino éste que ya quisiera yo estar tomando con vosotros ahora y no ideando
aquí en Tíjola, tan lejos, a propósito de la Mesa.
Del mismo modo que la Mesa no es la esencia…
EB.

El miércoles 6 de octubre Evaristo Bellotti leerá un pasaje de su libro en el café «La Fídula», calle Huertas, 57, a las 21 horas.

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