En inglés, el término TAG tiene tres significados. Uno es el juego de niños llamado, en algunos sitios «tula», en otros «juego de la mina» o «juego de la mancha». Básicamente, un jugador corre detrás de los demás hasta lograr tocar a uno, el cual se convierte instantáneamente en el nuevo perseguidor.
Por otra parte, se refiere a las pequeñas marcas que dejan los grafiteros, una especie de firma personal, a menudo colocado en los sitios más inverosímiles.
Y por último, se refiere a un pequeño trozo de cartón que se ata a algo—una maleta, una caja, etc.—con información sobre el contenido o su dueño.
Sumando estos tres sentidos, vemos que describen formas de comunicarse, de interactuar, de marcar una presencia y/o de diseminar información. Todas ellas muy apropiadas para este trío madrileño de improvisadores que, en este caso, derivan su nombre de sus apellidos: sencillo (que no simple) y eficaz, igual que su música: Guillermo Torres, el veterano improvisador curtido en Londres, París y más allá; David Area, cuya capacidad de escucha se codea con una capacidad de reflexión igualmente impresionante, y Tomás Gris, el filósofo del chelo. No es poco.
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Entrada 5€
Jueves 16, 21h, en CRUCE
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