VIERNES, 8 DE FEBRERO DE 2019, 19H en CRUCE (entrada libre)
MESA REDONDA EN TORNO A LA OBRA DE QUENTIN MEILLASSOUX
Quentin Meillassoux se da a conocer con su primer ensayo Después de la finitud en 2006, pero sobre todo gracias al congreso en el que participó un año después en Londres y que dio lugar al autodenominado “nuevo realismo” o “realismo especulativo”. Este nuevo movimiento nació con la pretensión de devolver a la filosofía la capacidad de pensar aquello que, desde Kant, le había estado vedado al pensamiento: el conocimiento de lo absoluto, o en términos kantianos, de la cosa-en-sí, esto es, de la realidad tal como es “en sí misma” y no “para nosotros”. En este sentido, Meillassoux denomina “era de la correlación” a toda la filosofía poskantiana que mantiene que nunca tenemos acceso a ninguna cosa que no esté ya “correlacionada” con un acto de pensamiento, esto es, que el pensamiento no puede escapar de sí mismo para acceder a un mundo no afectado por los modos de aprehensión de nuestra subjetividad. La originalidad de la filosofía de Meillassoux consiste precisamente en cómo lleva a cabo esta vuelta al pensamiento de lo absoluto, sin caer por ello en una metafísica dogmática prekantiana.
Ahora bien, en su empresa de rebatir toda la filosofía moderna y posmoderna, Meillassoux se ve obligado a marcar distancias, no solo con el pensamiento correlacionista (como el resto de sus compañeros realistas), sino también con todo el “subjetivismo” que, según él, domina toda la filosofía continental actual (incluido el propio nuevo realismo). El proyecto de Meillassoux termina así independizándose del denominado “nuevo realismo” (del ser), para reivindicar un “nuevo materialismo” (del poder ser) que afirma un universo realmente inhumano, independientemente de todo pensamiento, de toda subjetividad, en el que lo único necesario es la contingencia absoluta de lo que es, esto es, que todo puede ser, o no, de otro modo, sin ninguna razón.
Esta vuelta al pensamiento especulativo y antihumanista de Meillassoux no debe entenderse como una renuncia de la filosofía al pensamiento crítico de la sociedad. Todo lo contrario, el proyecto especulativo de Meillassoux, del “poder ser” de lo que es, tiene como objetivo fundamentar una ética que pueda guiarse por el restablecimiento de la justicia real y no de una meramente ideal. Meillassoux retoma así la idea de moral universal kantiana, pero para devolverle la base ontológica que Kant le negó, para evitar así el fideísmo en el que ha desembocado la filosofía poskantiana. La filosofía de la inmanencia pasa así, según Meillassoux, no por un pensamiento de la finitud, sino por una ética de la inmortalidad.
PONENCIAS
MARIO TEODORO RAMÍREZ
“El proyecto de una síntesis de racionalidad filosófica y esperanza religiosa en Quentin Meillassoux»
JORGE FERNÁNDEZ GONZALO
“Mallarmé y Meillassoux, el pensamiento de una tirada de dados”
ISIDRO HERRERA
“Una vía especulativa hacia el afuera”
RODRIGO MENCHÓN
“Meillassoux o como ‘dar por detrás’ a la historia de la filosofía (incluido Deleuze)”