31 de octubre de 2020
Del 31-10-2020 hasta el 22-11-2020.
Horario: de martes a viernes de 17 h. a 20:00 h. Sábados de 11:00 a 14:00.
Exposición al cuidado de Fernando Baena.
[Cumpliendo los protocolos del COVID-19]
Como engranajes de una única máquina capitaneada por Javier Pérez Aranda, construimos un espacio de discusión en torno a los procesos de creación y difusión artística. Piezas de un puzzle que se ensamblan para evocar la memoria y el recuerdo que, a pesar de su fisicidad, trasciende en la desmaterialización que reduce el objeto a idea y la idea a proceso. Dicho proceso es el elemento que se transpone a todos los estadios de este espacio para el cuestionamiento, generando un tránsito constante entre lo material y lo inmaterial.
El ejercicio es equiparable al proceso de elaboración de un cadáver exquisito en el momento en el que se establecen labores diferenciadas que compartimentan intencionadamente las acciones de cada uno de los participantes para confluir en un objetivo común. El pragmatismo organizativo institucionalizado se ve alterado a medida que los actores acceden a entrar en el juego, llevando a cabo una dinámica que nos recuerda al encuentro en el último minuto, técnica cinematográfica consistente en narrar historias paralelas separadas que confluyen al final del relato. El resultado es un producto colaborativo en el que la frontera que separa el papel de los diferentes agentes se difumina constituyéndolos como artistas, comisarios, gestores o críticos al mismo tiempo. La sorpresa es el leit motiv de una propuesta que nace de un proceso migratorio como testimonio del final de una etapa y el comienzo de otra.
Intermediación con Cruce: Fernando Baena
Selección de objetos: Andrés Montes
Gestión y traslado de los objetos: Claudia Pérez, Fer Caruncho
Museografía y montaje: Anto Lloveras
Textos: Alejandro Alonso Moro
ANEXO:
Las decisiones curatoriales, académicas y temáticas de la presente exposición, surgidas de un proyecto heterogéneo y diverso, reúnen a artistas, teóricos, así como algunos “híbridos” con un pie en la teoría y otro en la práctica. Se trata de personas que ejecutan la inexistente frontera entre el hacer y el pensar. [1]
La realidad simple, reducida y previsible del pasado inmediato ha desaparecido bajo un nuevo y complejo entorno, caracterizado por la movilidad en lo espacial y por lo transitorio en lo temporal.[2] Los refugios, finalmente, dejan de serlo[3]. El aquí y el ahora se transforman en otro tiempo y otro lugar[4].
Las obras concentran el interés en gramáticas encontradas directamente con el lenguaje de la construcción, para hallar en ello sentido mediante un cambio de tono que se aleja de lo objetual.[5]
Son piezas de aliento contemplativo y procesual, en cuya gestación ha intervenido el azar.[6] Después, las ideas llegan más rápidas[7], donde la experimentación ha dejado de poseer un territorio particular siendo, como la obra en sí misma, apátrida[8]. No está planteada en función de los objetos sino de los eventos/intensidades; la exposición se muestra como proceso de sedimentación más que como envolvente, con la intervención de elementos estructurales desiguales, que se abren a caminos no lineales y multidireccionales.[9]
Inmerso está hoy en tales propuestas constructivas, en una línea que trabaja especialmente desde 1997 de modo que los elementos integrantes en cada disposición se han solidificado como asunto de su creación.[10]
Elija pues el espectador cualquiera de las interpretaciones, según le convenga dirigirlas a sus sentidos físicos o a sus más profundas elucubraciones; debido a que todo artista consecuente no construye para ser entendido completamente, sino para plantear interrogantes o explorar la apertura de nuevos caminos.[11]
[1] Pérez Aranda, J. (2020). Biblioteca de la Nave Más Grande de El Jacalito. Estanterías nº1 y nº2. Torrejón de Velasco.
[2] Ibid.
[3] Ibid.
[4] Ibid.
[5] Ibid.
[6] Ibid.
[7] Ibid.
[8] Ibid.
[9] Ibid.
[10] Ibid.
[11] Ibid.
