Exposición Lucas Orozco: «Unos diez estucos»
El jueves 30 de abril a las 19:30hs, el espacio CRUCE acoge la exhibición individual del artista Lucas Orozco hasta el 29 de junio. Al cuidado de Concha García.
unos diez estucos es un proyecto de Lucas Orozco para Cruce, Arte y Pensamiento que explora, a través de una instalación de artefactos y especímenes, así como un ensayo visual en forma de publicación, la interrelación entre el descubrimiento del Nuevo Mundo, el desarrollo de la taxonomía linneana y la institucionalización de especímenes y artefactos en espacios de colección y exposición.
La propuesta toma como hilo conductor ciertos aspectos de la visualidad del siglo XIX, especialmente aquellos que nacen de los nuevos modos de reproducción, diseminación o pertenencia, para indagar sobre la construcción de un lenguaje estético en torno a la industria, lo manufacturado y el ornamento, especialmente en su uso por la institución que —como repositorio con marcada voluntad civilizadora— clasifica, ordena, expone, copia y disemina. Cada artefacto atesorado, expuesto, conservado o coleccionado pierde permanentemente su imagen, para convertirla en la común de todo aquello que es exhibido. La pérdida de imagen en la que este proyecto ahonda, encuentra una correspondencia en la sistematización de especies botánicas del ejercicio colonial, donde a través de un análisis mono-dimensional de lo inmediatamente visible, cada sujeto es transformado en “asset”. unos diez estucos propone intervenir en la construcción de los objetos expuestos como sujetos exhibidos; generar una serie de problemas en su posible sistematización por los sistemas tradicionales de clasificación, exponiendo las lógicas que lo mercantilizan y rechazando las narrativas de su lugar de exhibición en un acto deliberado. Conscientes de su propia estructuración y manufactura; son productos contaminados por su hibridación. Objetos ilegítimos, excluidos de toda categoría pura; aquellas que merecerían ser representadas y conservadas por la ciencia.
La introducción de moldes y modelos alude a la posesión de los mismos, ya que dotan a sus dueños con otro ejercicio de poder; controlar la circulación de las copias de acuerdo a sus voluntades. Es en el intercambio de copias entre estos agentes donde se da otro aspecto de la diseminación de la lógica imperialista; colonizar la otredad mediante la supervisión de su visibilidad. Mediante estas operaciones, los lugares de origen dejan de ser objeto de interés científico para visibilizarse como lugares de explotación. El proceso de autorreflexión colonia mediante los artefactos acumulados por la arqueología y otras disciplinas promueve la auto-representación del yo a través de un proceso comparativo de rarezas y familiaridades, en un acto deliberado y consciente de selección, ensamblaje, estructuración y manufactura.
Por último, se incide en la complejidad de los espacios expositivos, que evidencian su naturaleza violenta, al desproveer a los objetos de cualidades fijas para fetichizar el objeto de representación. La propuesta exhibe pared(es) como otras superficies baritadas con cualidades similares; diseminadoras de nuevas perspectivas imperialistas sobre identidad, genero, pertenencia, posesión y explotación para convertir en objeto de exhibición —en el centro del discurso— su propia estructura, cuestionando la veracidad de sus capacidades de traducción, que afectan no solo a la lectura de las obras en sí mismas si no también a sus lugares de procedencia.
La pared de la Cruce, por tanto, se activa como una maquina para la observación de la categorización taxonómica, que evidencia la relación desigual de poderes entre lo exhibido y el exhibidor. Adquiere, en este ejercicio, las narrativas dadas por sí misma: un lugar de exhibición.